Mueble antiguo es aquel que se ha realizado en otro tiempo pero que se ha conservado hasta la actualidad. Posee un estilo bien diferenciado que permite relacionarlo con el taller o el artista que lo ha creado y unas cualidades que justifican su conservación.
Normalmente se considera como Antigüedades los objetos con una antigüedad superior a los 100 años, así como otros posteriores en el tiempo pero con un estilo reconocible.
El motivo por el cual se puede establecer la antigüedad de un mueble a partir de la centena radica en el hecho de que aquellos factores implícitos en el tipo de sociedad que posibilitó su nacimiento no existen actualmente. Es decir, no son factores contemporáneos y por tanto la modernidad del mismo queda descartada.
Por mueble rústico se entiende aquel que posee una antigüedad en su elaboración, situada en un contexto rural, pero carece de las características formales y compositivas que hacen posible su identificación y clasificación dentro de un estilo determinado.
Estos objetos han sido ideados, más que con una intención estética, para cumplir una función determinada (comer, dormir, cultivar, sentarse, guardar cosas, etc), pensando también en las necesidades y gustos de aquel que los elaboró, que suele ser también su usuario.
La definición del mueble rústico es mucho más concisa que la que encontramos asociada al mueble antiguo. Se llega a diferenciar tres estilos en la base de su concepción: el gótico, el barroco y el Luis Felipe. Por lo tanto, se puede llegar a la conclusión de que la diferencia entre rústico y antiguo radica, en realidad, en la valoración de la calidad estética reconocida del estilo.
En El Molino de Carol disponemos de muebles antiguos y rústicos disponibles para su compra. Contacte con nosotros si está interesado en adquirir alguno de ellos.
En ocasiones se puede plantear la pregunta de si un mueble viejo puede ser también un mueble antiguo. Del mismo modo, existe la posibilidad de que un objeto al cual hoy en día no se le atribuye ningún valor sea considerado años más tarde una antigüedad.
Normalmente, si no es una pieza difícil de encontrar, característica por razones estéticas o funcionales, con valor antropológico, histórico, artístico o material, se recomienda conservarlo o restaurar un mueble viejo solo por razones sentimentales. La opción más recomendable en estos casos es transformarlo -por ejemplo, con pintura a la tiza- dando rienda suelta a nuestra creatividad.
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