Con la ola de calor a la que se enfrenta la mayor parte de España, vuelven a proliferar los abanicos. Ya hace años que se han vuelto a incorporar a la moda española, ya sea en su forma tradicional o en modelos más exóticos como un pai pai.
En cambio, prácticamente se ha perdido el significado romántico del uso del abanico. Nos hemos quedado con su función más práctica (ventilador portátil) y estética (decora).
En algunas regiones españolas se mantiene la costumbre de regalar a las novias un abanico de calidad realizado con marfil o hueso.
Algunas mujeres se valieron del abanico para hacer signos a sus pretendientes en épocas en que el disimulo era un ingrediente importante del galanteo de las parejas, juego escénico que se ha transmitido en el teatro costumbrista.
Los estudiosos de este sistema de comunicación nunca se han puesto de acuerdo en el significado de estas manifestaciones, aunque parecen repetirse estos básicos:
Abierto, tapando la boca: Estoy sola.
Dejarlo deslizar sobre los ojos: Vete, por favor.
Golpeándolo, cerrado, sobre la mano izquierda: Escríbeme.
Mantenerlo en la oreja izquierda: Quiero que me dejes en paz.
Moverlo con la mano derecha. Quiero a otro.
Moverlo con la mano izquierda: Nos observan.
Sobre los labios, semiabierto: Te quiero.
Tocar con el dedo el borde: Quiero hablar contigo.
Quizá hasta nos resulte útil este código y podamos idear un lenguaje secreto para comunicarnos sin que los demás se enteren!
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